Poda de árboles frutales II: poda de formación I

Perales podados en candelabro

Si observamos un  árbol frutal silvestre, sin intervención humana, el ejemplar en función del patrimonio genético de su especie adopta la forma y tamaño habitual de esta (altura determinada, forma piramidal, globosa...).


Si bien desde el punto de vista productivo, este hecho presenta dos inconvenientes:

• Enmarañamiento (entrecruzamiento) de ramas que va a impedir una adecuada entrada de aire y luz en la copa, repercutiendo en una peor calidad de la fruta. 

• En años de grandes cosechas,se pueden producir rotura de ramas, debilitando al frutal y generando una estructura del árbol desequilibrada.

La poda de formación busca evitar esto y además trata de conseguir una serie de objetivos:

     1 Formar árboles de tamaño y porte adecuados
      (actualmente se busca la formación de árboles de pequeño        
      tamaño que facilitan las labores )

     2 Formar árboles con una estructura robusta, equilibrada y          
      vigorosa. Para que la estructura sea robusta y sólida:

• ángulos de inserción de las ramas abiertos 45-50º
• subordinación entre las ramas
• escalonamiento de las ramas principales en el tronco (15-20 cm)

Para que sean equilibradas, las ramas deben estar uniformemente repartidas y perfectamente jerarquizadas en el conjunto del árbol.

CRITERIOS PARA LA ELECCIÓN DEL SISTEMA DE FORMACIÓN
En la actualidad hay gran variedad de sistemas de formación de árboles frutales. La elección variara según las distintas especies ya que no todos los frutales se adaptan igual a todos los sistemas.

Podemos citar el manzano que admite múltiples sistemas de formación, ya que es bastante adaptable. Sin embargo cítricos, frutos secos y frutales de hueso son poco adaptables a estos sistemas de formación y nos decantaremos por 2-3 de estos.

Unos manzanos formados en palmeta

Dentro de una especie, la elección del sistema de formación depende fundamentalmente de una serie de factores condicionantes:
 
a) material vegetal elegido: (variedad y patrón): El vigor de la variedad y el hábito de crecimiento de la variedad pueden condicionar el sistema de formación a utilizar. Ejemplo: variedad tipo spur (débiles) se adaptan mal a formaciones planas,por lo que se le deja con bastante libertad de forma. Citemos ahora al Peral que tiende a crecer de forma piramidal por tanto se adapta mejor a formas piramidales. En manzanos el grupo delicius tienen una dominancia a eje central por lo tanto es el eje central será un sistema adecuado.
El tamaño del árbol, que dependerá del vigor del patrón sobre el que injertamos la variedad, puede condicionar el sistema de formación. El sistema de formación ha de ser compatible con el vigor del árbol (sobretodo patrón). En árboles de muy alto desarrollo, no utilizar un sistema de formación muy debilitante.

b) sistema de cultivo: ciertos aspectos del cultivo (intensificación del cultivo, grado de mecanización, orientación productiva de la plantación) en muchos casos pueden condicionar el sistema de formación a elegir. Si queremos hacer una plantación intensiva trabajaremos con muchos árboles que deberán ser pequeños (poda de formación debilitante). Altura de tronco reducida, alta densidad de ejemplares, más fácil aplicación de las labores culturales. 
 
c) características propias de cada sistema de formación: 
Las características más destacables serán:
-facilidad de formación del sistema
-economía del sistema 
Hoy día la tendencia son los sistemas de formación más libres, más simples y menos exigentes en mano de obra.  
En la próxima entrega entraremos a comentar los sistemas de formación más habituales.

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