Un patio en París, el del Petit Palais

Hoy os invito a viajar virtualmente  a un pequeño espacio de la capital francesa,  visitamos el jardín del Petit Palais

 En este edificio construido para la expo de París en 1900, se encuentra una interesante colección de obras de arte. Pero ya en sí el edificio es bello y cubierto por obras de arte desde suelos a techos.

En el patio central es donde encontramos el jardín. Un espacio donde hacer una pausa en la visita, pero que como digo, puede servir para contemplar el edificio y su lujosa decoración.

El patio en sí tiene forma semicircular, una zona de columnatas a modo de peristilo rodea el perímetro en su zona curvilínea, mientras enfrente grandes cristaleras introducen la luz en el interior. Dando vistas desde la zona de exposición al jardín que se asienta de cristales para afuera.
En una especie de "dialogo" que enlaza ambos espacios. 

El jardín esta dividido en tres parterres, cada uno con estanque y surtidores. Su forma y colocación  siguen la estructura del patio. La zona del centro de la circunferencia y algunos paseos radiales (así como el soportal) quedan para el paseo.
En el perímetro aparecen grandes macetones de madera pintada en blanco, que permiten el movimiento a zonas protegidas a especies sensibles a los rigores del invierno parisino. 

La utilización de gramíneas, y lo abundante de la vegetación da una sensación de espacio cuidado pero salvaje, con una exuberancia propia más de una zona silvestre que de una gran capital y un jardín formal al uso. Por su puesto rompe con la rigidez del patio y lo serio de su contenido...
Las hierbas aportan colores, texturas, volumenes...diversos. Esta frondosidad desdibuja relativamente el espacio haciendolo en algunos puntos irreconocible pese a la pequeña superficie que posee.


Plantas de temporada, acantos, hostas, bergenias, hierbas, algunas plantas como palmeras o bananos más propios de otras latitudes... todo bien ubicado y en consonancia con el lujo de mosaicos, frisos, columnas...  (Que conste que las fotos fueron tomadas ya en septiembre, tal vez algo tarde para verlo en todo su esplendor)

El patio no solo acoge vegetales, si no que en ocasiones sirve de marco para exposiciones temporales, convirtiendose en una sala más del museo.

Añadir que en el jardín se sitúa un bar/restaurante con una terracita de lo más apetecible para pasar un rato en este espacio insospechado.
Por lo menos a mí me sorprendió gratamente, no esperaba desde fuera encontrar aglo así en el interior. Ahh y por si andais mal de presupuesto o no os interesa la colección de arte del interior, la entrada es gratuita.

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